Manet opinaba de él: " Odilon Redon nos devuelve a lo incompresible, mientras nosotros queremos comprenderlo todo".
Efectivamente, mientras los impresionistas pintaban la naturaleza y la vida cotidiana, Redon utilizaba el subconsciente y la fantasía. Participó del mismo espíritu simbolista que inspiró las obras de escritores como Mallarmé o Verlaine.
Flores en un jarrón
Las primeras obras se impregnan del deseo de trascender la apariencia física de los objetos. Desde 1874 hasta 1890 suprimió el color. Litografías, dibujos a lápiz y, sobre todo, al carboncillo constituyen un conjunto que Redon denominó los negros. Pero a parir de 1890 regresó al mundo del color, y desde 1895 se dedicó sobre todo a la pintura al óleo y al pastel, pivotando su obra entre unos temas recurrentes, como las flores, la mitología, la religión o la figura humana.
Eva
Rosas en un jarrón sobre un velador